lunes, mayo 09, 2005

Palestina, Irak, Líbano, Vietnam

Hace poco vi una interesante entrevista en el canal 33, ya se sabe el canal ultra correctamente político - cultural de la televisión catalana, (por que es bien conocido que no hay ninguna frontera entre política y cultura en la nova catalunya d’esquerres). La entrevista realizada a un joven experto en el Próximo Oriente, o a un avezado periodista, (no me quedó claro por que cuando sintonicé el canal la entrevista ya había comenzado), versaba como no, sobre el asunto estrella de la política internacional, es decir la muerte de Arafat, y la situación en Palestina, e Irak.

La entrevista, que no puedo negar que era interesante, mostraba una persona bien conocedora de la situación de Palestina, pero también convencida de la perversión política general de Israel y de los Estados Unidos. Las respuestas del entrevistado dejaban traslucir bien a las claras que los Palestinos eran un pueblo oprimido, que Israel era una potencia imperialista, y que con Sharon en el poder era francamente imposible cualquier negociación favorable a los intereses palestinos. Todo hay que decirlo, cosa sorprendente, aceptó algunas acusaciones contra Arafat, las clásicas y bien conocidas, pero las menores, es decir, nepotismo, corrupción, desconfianza patológica a cualquiera que le pudiese hacer sombra, etc. En ningún momento se recordó su historia terrorista, ni la tiranía que ha intentando ejercer sobre Palestina en general. Sin embargo, aunque su visión puede ser discutible, y que en cierta forma podrían incluso ser aceptadas alguna de sus tesis, había en su discurso, como en el de casi todos los periodistas o expertos, un total desconocimiento de la guerra, o de cualquier conocimiento sobre armas, tácticas, y sobre todo de las consecuencias políticas de la guerra.

Quizás pueda parecer algo vacuo el conocer o distinguir un fusil de un lanzagranadas, un tanque de un vehículo de exploración, pero lo que no se puede hacer es pontificar sobre temas militares, (y desgraciadamente si se habla de Oriente, hay que saber y conocer mucho sobre estos temas), sin tener ni idea. Así me quede sorprendido cuando el entrevistado soltó sin pensarlo que la situación en Faluya era sorprendente, que el ejército norteamericano repetía las conocidas tácticas israelíes de tierra quemada, (o de asentamiento quemado mejor dicho), y que se asemejaba a la situación del asedio israelí a la OLP en el Beirut de 1980. Añadía que la situación era semejante a que un comando terrorista se escondiese en la ciudad de Igualada, (con una población semejante a la de Faluya), y los norteamericanos la destruyesen para capturar a los terroristas, con la consiguiente muerte de civiles inocentes. Además llegaba a la conclusión que a larga era una política del todo errónea que resultaría contraproducente. Evidentemente, estas declaraciones como otras, que ya había oído sobre la ofensiva norteamericana, me resultaron del todo vomitivas. Es vomitivo que se compare la situación de Faluya con la de Igualada, y además de vomitivo, es bastante triste que un comentarista o un experto no sea capaz de reconocer la situación. Por que si en Faluya existiese un comando terrorista, los norteamericanos, habrían enviado a una compañía de marines y zanjarían el asunto en un día, sin embargo, para asaltar Faluya han necesitado reunir numerosos efectivos, utilizar armamento pesado, y todavía no esta siendo del todo controlada por las fuerzas norteamericanas. De hecho el mando americano reconoció que la resistencia fue especialmente dura en determinadas zonas, y tardaron en controlar totalmente la ciudad. La verdad es que para ser un simple comando terrorista demostraron una capacidad de resistencia sorprendente, si no fuera por que las fuerzas que se resistieron a los norteamericanos fueron más que un simple comando. Sin embargo, en vez de considerar que posiblemente las fuerzas las componían varios miles de hombres, que estaban atrincherados, con moral alta, y que además utilizaron a la propia población civil siempre que pudieron de rehén y de parapeto contra los ataques de las fuerzas aliadas. Se presupone que un periodista avezado y conocedor de la situación de Oriente Medio, y que tuviese la suficiente sangre fría, y la suficiente ética periodística, y no quisiese faltar a la verdad, reconocería todas estas verdades, y las haría públicas. Haría públicas la utilización como carne de cañón de la juventud árabe y palestina por parte de los teócratas y de los tiranos de Oriente Medio, de cómo la corrupción impide que se produzca cualquier desarrollo económico y a partir de que estas cosas hallan quedado meridianamente claras para el televidente, a continuación criticar la política intervencionista y belicista de Israel y de EEUU.

Sin embargo, tenemos que aguantar una serie de periodistas casi siempre cortados con el mismo patrón. Es decir, todos son de izquierdas, todos son progresistas, y están encantados de conocerse y de tener siempre la razón. Todos viven todavía bajo el síndrome de Vietnam, sin haber vivido esa guerra ni tener ni puta idea de lo que en realidad se cocinó en Vietnam. Ninguno de estos periodistas reconocerá, por que no quiere reconocerlo, que la guerra de Vietnam fue una batalla dentro de la Guerra Fría, guerra que ganó por cierto los EEUU, y tampoco tendrán el valor de admitir que esa batalla la ganó Vietnam solamente por el apoyo masivo de armamento de la URSS y China, y sobretodo, nunca pero nunca considerarán la huida masiva de vietnamitas del paraíso comunista, ni las masacres perpetradas en ese maravilloso paraíso. Estas personas creen que hacen un gran favor a la causa del pacifismo, (también, como en el caso de Vietnam), criticando la política belicista de los EEUU, (y ojo que es perfectamente criticable), pero son incapaces de criticar con el mismo valor y con la misma vara de medir las actuaciones de sus enemigos. Siempre encontrarán un motivo para culparles de los problemas que están intentando solucionar, y de exculpar a sus enemigos de cualquier responsabilidad. Por que para ellos todo el mundo sabe que Sadam y Ben Laden eran unos mantenidos de la CIA, el 11-S en realidad es un complot de los neo-cons, y la invasión de Irak es por motivo del petróleo, etc.

Este pacifismo a ultranza tan europeo y especialmente tan antiamericano es el que poco a poco está desarmando a nuestra sociedad frente a las amenazas que se ciernen sobre ella. Así vemos como la mayoría de Europa ve un peligro a la paz los EEUU o Israel, en vez de los mismos terroristas, o los países que los apoyan. Día si día no los telediarios siguen milímetro a milímetro la situación en Palestina, la de Irak o la de cualquier punto caliente en el que esté implicado de forma directa o indirecta EEUU, pero nadie parece preocuparse como Irán está armándose con misiles nucleares de largo alcance, de cómo Corea del Norte, o los científicos pakistaníes están vendiendo cohetes de largo alcance, o secretos nucleares al mejor postor. Asistimos como en Sudan los islamistas perpetran el mayor genocidio contra las poblaciones cristianas o animistas del sur de Sudán, o contra los musulmanes africanos de Darfur, con toda la impunidad posible, pero aun así, se trata a estas amenazas como simples retos que la política diplomática europea puede resolver a base de buena voluntad y la chequera de los fondos de ayuda europeos.

Quizás un buen periodista podría ser ecuánime y criticar con la misma pasión todos los desafíos y ataques a la paz que se producen en el mundo, pero visto lo visto, esa clase de periodistas son una especie en extinción, como el lince ibérico, o como si Israel si perdiese una guerra.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Que a estas alturas de la película todavía creas que la entrada en Irak fue por las armas de destrucción masiva y por la lucha contra el terrorismo y no por el afán petrolífero del Sr. Bush, me parece acojonante. A ver si vas a estar tú tan equivocado como el periodista del que hablas.
¿De verdad crees que el trasfondo del derrocamiento de Sadam no es el petróleo? Acojonante, repito.

sábado, septiembre 03, 2005  

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