miércoles, mayo 25, 2005

Estos moros se están haciendo de rogar...

Hace tiempo que un amigo mío viene bromeando conmigo, y me viene diciendo: desde luego estos moros se están haciendo de rogar en invadirnos. En cambio, su mujer, mucho más razonable, le responde con la típica respuesta: desde luego hijo, te repites más que el ajo. Eres más pesimista que una canción del Perales. La verdad es que fuera de toda broma, y fuera de toda conveniencia, comienzo a darle la razón a mi amigo.

Quizás nos vendrían bien otros 800 años de dominación musulmana. Volver a esa paradisiaca sociedad que por lo visto tuvimos, y que unos salvajes militaristas cristianos destruyeron. Esa sociedad de califas y de reyes a la vez arquitectos, poetas, y guerreros, de afanosos agricultores y artesanos, de brillantísimos matemáticos, y de preclaros filósofos. En fin la sociedad perfecta que nos robaron los reaccionarios de derechas.

Es posible que sea así esa imagen que se están forjando muchos, así que espero que cuando llegue el momento el resto de españoles que no pensamos así nos quede algún rinconcito en Asturias, o en los Pirineos, (por lo menos nos quedará alguna aldea de indomables íberos donde refugiarnos digo yo), por que desde luego yo no estoy por la labor de vivir en ese nuevo edén que tanto jalean algunos de nuestros compatriotas. No soy de las personas, (al igual que mi amigo), que se creen que disponen del monopolio de la verdad, ni creo que exista una sola verdad, (un prejuicio algo liberal digo yo). Pero como diría Erasmo, non placet Islam, aunque al reconocerlo me diga a mi mismo que debo ser una persona llena de prejuicios.

Aunque para ser totalmente sincero, la verdad es que desde mi punto de vista me imagino que todo no sería negativo. Supongo que los islamitas terminarían con la tele basura, y nos libraríamos de la programación del corazón en las pantallas. Es posible que también cambiarían algún que otro programa, (ya me imagino, ¡Que grande es el Islam!, de Mohamed al – Garci), y también creo que nos dejarían el fútbol, así que al fin de cuentas en algunas cosas ganaríamos con la invasión. La verdad es que tampoco cambiarían mucho los telediarios, ya que, dada la actual tendencia de muchos de nuestros periodistas y de la mayoría de medios de ensalzar a los terroristas islamitas como valientes resistentes frente a los cruzados y a los sionistas, no creo que en ese aspecto notaríamos mucho la diferencia. Por que ante todo no se nos debe olvidar que si vuelan por los aires a niños inocentes en escuelas es por culpa de la desesperación, y de la pobreza, de las injusticias históricas, y hasta de la metafísica del berberecho común si me apuras. Los terroristas son solo simples marionetas de su terrible destino y de su desgraciada vida. Son como el Dioni, que la sociedad le condenó a ser pobre, pero él era de morro fino, y tuvo la desdicha de cruzarse con unas sacas repletas de millones. Por que ya que llegamos hasta aquí, me extraña que alguno de nuestr@s ilustres cantantes no le haya dedicado alguna letra a Ben Laden, aunque quizás estén esperando reunirse y hacer un “super – hiper - mega” concierto a favor de Sadam, Arafat, (sobre todo a este que acaba de morir), Ben Laden, Tiro fijo, Fidel, Chaves, y quien pase por ahí, ya saben We are the world, We are the palestinian children. Desde luego, como ven, a maniqueo sensacionalista, y a demagogo no me gana nadie, pero que se le va hacer, soy rebelde por que los progresistas me hicieron así, por que no me han tratado con amor.

Pero quizás una invasión musulmana, conllevaría para personas como yo y como mi amigo, íntimas satisfacciones, por que a pesar de tener que pagar el preceptivo impuesto por pertenecer a una religión del libro, podríamos reírnos de muchos de nuestros queridísimos intelectuales ver como caen del guindo. Ver a esas primorosas actrices o cantantes tener que llevar el hayib, o el burka, o poder asistir a alguna lapidación en plaza pública de alguna mujer infiel a su marido puede ser de lo más interesante para una progresista. Supongo que también todos nuestros maravillosos y premiados y famosillos actores y directores homosexuales aceptarían maravillosamente ser perseguidos por ser simplemente eso, homosexuales, (y esto no lo digo con mala leche, lo digo conociendo la repugnante persecución que se hace en la mayoría de los países musulmanes a los homosexuales), quizás en ese momento sería bueno recordarles lo malvados que éramos a sus ojos, los que pensaban que el terrorismo islámico era una guerra contra el totalitarismo, y no un simple conflicto de clases y de pueblos maltratados por los poderosos de la tierra. Ese día cuando llegue, y visto lo visto, llegará antes o después, podré reírme a mandíbula batiente de todos estos pobres ciegos, y solo después huiré a ese rincón perdido que todavía quiera llamarse España.

Supongo que llegados hasta aquí, muchos me habrán acusado y me habrán llamado con toda clase de apelativos, pero bueno, como dice mi padre no hay mayor ciego que el no quiere ver. Por que lo que no me cabe la menor duda es que cuando hallamos cedido al último chantaje, y cuando hallamos tirado la toalla y nos declaremos vencidos, lo que va a venir por muchos años no será la sociedad Cordobesa del siglo X, o la de otros países islámicos más o menos moderados, sino una República islámica elevada al cuadrado, un Afganistán de los talibanes, por que la mentalidad de estas marionetas del destino es exactamente esta, y no cambiaría ni aunque se dejasen de cometer injusticias en el mundo entero. Su finalidad es nuestra completa derrota, y no la convivencia. Por que señores si claudicamos ahora, en algún momento o sobre alguna cosa, las sociedades occidentales deberán decir, Non placet Islam, y estallará el conflicto.