Viva la libertad de expresión, (tutelada por un consejo audiovisual, evidentemente).

Ayer tuvimos que soportar la última mamarrachada de los de ERC, esos amigos de la libertad de expresión, (libertad a lo soviética, claro está). Curiosamente, no se conforman con insultar y discrepar de los periodistas que informan en la cadena COPE, (lo cual es perfectamente aceptable dicho sea de paso), e inexplicablemente tampoco quieren enfrentarse a ellos en los tribunales, (lo cual también sería perfectamente aceptable si tienen tantos motivos, son tan claros, y son tan contundentes), desgraciadamente como solo conocen el odio y la provocación tienen que encadenarse y pedir el cierre de esta cadena, (y no me vengan con lo de “aturem”, que ya se que es parar). Recomiendo por ello leer el comentario del magnífico blog de Manuel Molares do Val que ya alabé en otra ocasión. Mejor análisis de la situación imposible.

http://cronicasbarbaras.blogs.com/

Sin embargo, pocas veces al ver las imágenes he sentido más vergüenza ajena y un asco tan tremendo, quizás sea también de las pocas veces me he sentido más ofendido que ayer. Quizás en Cataluña están acostumbrados a los desplantes y gestos de bombero torero de las juventudes de ERC, pero en el resto de España, estas cosas no se pueden y no se deben hacer. Me sentiría igual de ofendido si las nuevas generaciones del PP, (el partido que recoge solo, y en parte, ciertos rasgos liberales), se encadenasen en la cadena SER, por que realmente creería que en España estamos perdiendo el norte, y que un día de estos nos va tocar elegir un bando y volvernos a enfrentarnos los españoles.

No obstante, las bravatas de los nacional socialistas, responden no solo al escaso bagaje democrático de este partido, (como se ve más amigo de las fanfarronadas que de ir a los tribunales de un estado de derecho), sino al juego de acción – reacción, tan manido de las izquierdas totalitarias. Desgraciadamente, en vez de ridiculizar a estos Tartarines, a estos terroristas de vía estrecha, cada vez se les hace más caso. Los intelectuales españoles, salvo escasos y casi sorprendentes casos, siempre se han mostrado condescendientes con estos fascistas. Siempre han creído que luchar contra el nacionalismo secesionista español era de “ultras y reaccionarios”, y nunca en su vida se han parado a pensar que es en Madrid, (la odiosa Madrid) y en el resto de España, (que todavía se siente España), ha habido y existe una verdadera libertad. Una libertad que implica deberes y obligaciones, pero que es una libertad que no resulta custodiada con consejos audiovisuales y estatutos de periodistas, o que en el triste caso del País Vasco por pistoleros con capucha negra. También es curiosamente, en la odiosa España, donde la gente todavía puede hablar de política sin miedo. Ya se sabe que en ciertos sitios lo más inteligente "es no meterse en política".

Nunca nos cansaremos de repetir que los presuntos derechos históricos que esgrimen los nacionalistas parten de una concepción reaccionaria y anti-liberal. Que no son las regiones las que pagan impuestos, ni son las tribus, razas, o comunidades las que tienen derechos, sino las personas. Ese pensamiento es medieval y pre-moderno, y parte de la vieja concepción de las cortes de los viejos reinos medievales en el que los “brazos” negociaban con el Rey, (o el virrey), las leyes y el pago de los impuestos de los viejos reinos. Sin embargo, esas cortes ni eran realmente democráticas, ni eran representativas de los ciudadanos y ciudadanas. Recordemos que tampoco la democracia, legitiman la apisonadora y la destrucción de las minorías que llevan a cabo los gobiernos. Quizás sea el concepto de “voluntad general” el peor hijo de la ilustración francesa-continental. Todo se subordina a la “razón” y a la famosa “voluntad general”. No es de extrañar que al final los sueños de los nacionalistas produzcan monstruos.

Por otra parte, y para finalizar, y para las escasas mujeres que nos visitan les recomiendo este artículo.

La guerra por la civilización
Por Phyllis Chesler