miércoles, mayo 25, 2005

La maldita historia…

La historia debe ser una materia maldita dentro de este gobierno, no solo por que continuamente la pervierten con fines propagandísticos, sino por que también son incapaces de aprender las lecciones que proporciona. Obviamente las personas que no respetan una disciplina no pueden extraer ningún conocimiento de esta, ni tampoco aceptar los consejos de otras posturas que tienen el suficiente sentido común para dar alguna recomendación basada en la historia reciente de este pobre país.

En la situación actual de España es un verdadero sinsentido, teniendo en cuenta la historia de treguas trampas y de negociaciones políticas infructuosas, creer que ETA se desarmará y abandonará definitivamente la violencia entregando 50 automáticas, media docena de subfusiles, y alguna tonelada de explosivos, (ya me imagino los chicos de Jarrai dejando cien cascos vacíos y unos cuantos litros de gasolina en algún zulo). Principalmente por que, aunque estas fuesen las únicas armas con las que contase, este tipo de armamento es fácil de reponer en unos cuantos meses, (no estamos hablando de armar varias divisiones y una flota de guerra), y llegado el caso de ruptura de negociaciones, ETA si tiene suficiente financiación, (y la tendrá gracias a la legalización del PCTV y al chantaje a los empresarios vascos), podrá conseguir material nuevo y seguramente más potente en Europa del Este, (o lo puede robar en Francia). Evidentemente el desarme de ETA solo se puede producir realmente si los comandos y su infraestructura, además de abandonar las armas, se entregan a la policía, (cosa que no va suceder). Pero aun teniendo en cuenta el desarme y la autodisolución de la banda terrorista, queda el conflicto ideológico que dio origen al terrorismo.

Mucha gente debería recordar al gobierno que en el siglo pasado una de las grandes victorias de la humanidad fue la victoria y posterior ocupación de Alemania y Japón por los EEUU tras la 2ª Guerra Mundial. Dos países nacionalistas, beligerantes, militaristas, y agresivos, son hoy mismo, todo lo contrario dos países democráticos y avanzados en lo económico y social. En el País Vasco, salvando las evidentes distancias, nos encontramos en una situación parecida, tenemos un nacionalismo agresivo y expansionista al que hay que desarmar política y socialmente, y por otra parte un gobierno, que lejos de confrontar las ideas nacionalistas se alía con estos para alcanzar y mantenerse en el poder. La historia debería enseñar a este gobierno que cuando se claudica ante el nacionalismo, este reaparece más beligerante, pero quizás esta lección no le importa mucho a este gobierno,