El advenimiento de las Arcadias felices. (i)

Es curioso como en Occidente en general y en España en particular se está imponiendo en política el género bucólico pastoril. Más que la mentada era de Acuario parece que vamos a iniciar la de Aries, y por lo visto esta será una nueva edad dorada, donde todo será ecológico, multi-cultural, y por supuesto, políticamente correcto. Es decir, la leche, por que en estas nuevas Arcadias que nos prometen el cielo siempre será azul, los bosques frondosos, los prados verdes, y los campos de trigos dorados estarán perpetuamente bañados por la luz del sol del amanecer. Así que olvidémonos de la estética de Blade Runner por que tras la cruda edad del hierro, volvemos a la madre tierra como hijos pródigos esperando de ella su abrazo fecundo y amoroso.

Todo esto lo digo con la debida sorna, por que la nueva izquierda, que se avecina, (y en parte la derecha conservadora por el que dirán), parece estar cayendo en los viejos tópicos del aldeanismo más estúpido mezclado de la idiotez más insensata. En España la transformación del discurso de la izquierda se asienta cada vez más sobre medias verdades, una gran demagogia, todo ello mezclado en un refrito con los conceptos más rancios y tópicos de la izquierda clásica. Evidentemente existe en este cambio un factor generacional y social. Los jóvenes de la izquierda en España, ya bien alimentados, han sido educados más que en el odio al capitalismo, en la aceptación del intervencionismo estatal, (papa estado lo arregla todo, todo, todo), y en las autonomías donde gobiernan los nacionalistas, (o donde el PP ha sido permisivo y ha aceptado todos los símbolos nacionalistas, como en el caso de Galicia, Baleares, y en menor medida Valencia), en el odio a España y lo español. El intervencionismo estatal, (hay está el refrito del Estatuto Catalán), el dirigismo social, la burocracia, la irresponsabilidad individual, (la sociedad siempre es culpable), se acabarán por cargar la herencia greco-romana y cristiana que ha sido la base sobre la que se apoyó Europa para convertirse en el continente más desarrollado del mundo.