viernes, enero 05, 2007

Recomendaciones semanales



Augusto di Prima Porta.

La primera recomendación es un magnífico artículo-ensayo en inglés, (bastante comprensible incluso para los niveles más bajos), sobre la caída del Imperio Romano, que encontré gracias a un magnífico blog liberal como es Barcepundit. En una primera parte el ensayo echa por tierra las teorías historiográficas últimamente en boga que hablan, más que de la caída del Imperio, en una lenta transformación social y económica del Bajo Imperio hacia el primer feudalismo de la Alta Edad Media. No obstante, con bastante contundencia el artículo expone como la ruptura del comercio entre las distintas provincias del Imperio, provocó una depresión económica profunda, luego una crisis demográfica y urbana, y eso a su vez en la transformación de la sociedad.

Por decirlo de otro modo, Roma pudo mantenerse incólume mientras estuvieron localizadas las presiones migratorias exteriores, las revueltas, o las rebeliones. La relativa seguridad de sus fronteras y del interior permitía a los ciudadanos especializarse, y por consiguiente, producir con costes bajos productos de lata calidad, (las clases más bajas podían disponer de cerámica fina de gran calidad), y comerciar con precios competitivos por todo el Imperio con sus productos. Mientras hubo un colchón económico, (las zonas alrededor del Mediterráneo), aunque hubiese un número significativo de guerras civiles, revueltas, rebeliones, y anarquía en puntos localizados, la propia fuerza de la economía y de la sociedad del Imperio hacía que al poco tiempo se subsanasen las heridas que producían los conflictos.

La especialización y el comercio creaban riqueza, y a la vez una sociedad urbana floreciente y culta. Todo esto se desvaneció cuando se dislocó la economía del Imperio. Las provincias tuvieron que ser autosuficientes bajo todos los parámetros, (tuvieron que proporcionarse a si mismas alimentos, seguridad, productos, cultura, etc.), lo que provocó que todo el sistema social cayese abajo. Los cambios de los líderes, (de un César romano a un rey germano), y de las elites, (una formada por los patricios y los équites romanos por una nobleza germana), no indican que la transformación fuese únicamente económica, social, cultural, o racial, (a rey muerto, rey puesto), y no son por lo tanto solo el síntoma más visible de estas evoluciones que llevaron del Bajo Imperio a los Reinos Germánicos. Más bien al contrario, la incapacidad de los distintos pueblos Bárbaros por crear un escenario económico similar al Imperio, (así como la destrucción acumulada que provocaron sus correrías a lo largo y anchos de él), es lo que llevó a la caída y a la imposibilidad de recuperación del Imperio. El imperio no se transformó sencillamente por que los pilares económicos que los sustentaban, (y que es una de las características que lo definen), cayeron.

En una segunda parte, la comparación con la situación actual, Imperio Romano – Imperio Norteamericano, puede chirriar a cualquier persona culta, pero se apoya en esta misma teoría. En cierto modo es innegable que la economía de EEUU ha permitido durante el siglo XX, salvar a Occidente Europeo tras los conflictos más destructivos de la humanidad, (la Primera y la Segunda Guerra Mundial), consiguiendo que la
recuperación económica y social siguiese tras el fin de estas dos guerras. Si se disloca la economía globalizada, se dislocará Occidente y el resto del mundo, y a la postre volveremos a una nueva época de oscuridad. En fin, un artículo interesante que conviene analizar, y que desde luego nos permite realizar interesantes analogías.

La siguiente recomendación es la de un artículo de Oscar Elía Mañú del GEES. Trata sobre la actual situación política, tras el atentado del 30-D en la Terminal T4 de Barajas. Su análisis puede escocer pero en parte tiene la razón. Se quiera o no se quiera este gobierno está procediendo a la voladura más o menos controlada de la Transición de los 70, por creer que se trató de un pacto con la Espada de Damocles de una derecha reaccionaria apoyada en los militares. Como los pactos de la Transición, no son a juicio de nuestra elite política, suficientemente de izquierdas, ni suficientemente progresistas, se intenta crear una nueva estructura política, (Confederal e Intervencionista), con la ayuda de los nacionalismos, convertidos, como no, y más que nunca en nacional-socialismos.

Para muestra de esto, un extracto de este artículo.

El ilustre profesor de la Universidad Pompeu Fabra Vicenç Navarro, escribía hace ya un año en el diario que abandera el progresismo español cómo las izquierdas, que habían sido las protagonistas en la lucha por la justicia social, la libertad y las identidades nacionales (…), aceptaron durante la transición una Constitución que reproducía una visión de España predominantemente uniforme, que negó su plurinacionalidad y que incluía elementos que significaban una clara renuncia a muchas aspiraciones que las izquierdas habían tenido históricamente en España. (El País, 18-1-06)

España para mí, dejando a parte sentimentalismos, (que nunca son buenos), debe corresponder a una idea unitaria y liberal. El estado debe servir al ciudadano, y ser subsidiario de la sociedad. El ciudadano puede ir a cualquier parte y encontrar el mismo escenario para poder desenvolverse como persona, (por eso cuando menos intervenga o el estado intervenga a través del control de la sociedad menos desigualdades entre territorios y personas creará). Además la historia pasada no puede servir para recrear estructuras políticas que lo único que hacen a larga es fundamentar los privilegios de las castas patricias de los partidos para mantener y aumentar su poder y su capacidad de influencia en las sociedades. En fin, menos estado, y más ciudadanos.

Buen fin de semana.