viernes, noviembre 17, 2006

El ocaso de la burguesia.

"El vendaval"
hacia 1.680
Óleo (77x63,5 cm)
Willem van de Velde II (1.633-1.707)
Rijksmuseum

Siempre me han gustado los pintores holandeses del siglo XVII, los del gran siglo de oro de Holanda, Rembrandt, Vermeer, Hals, Ruysdael, los van de Velde ... Es una debilidad debida a una de mis pasiones históricas, la denominada Revuelta Holandesa y la larga guerra entre los Países Bajos y el Imperio Hispánico, la denominada guerra de los ochenta años, (1.567-1.648). Tras leer y releer a Parker, Israel, Elliot, Alcalá Zamora, Stradling, Benassar, Quatrefagues, y otros grandes historiadores de la época, tras empaparse de libros de la época, (siempre recordaré dos biografías generalmente desconocidas pero realmente apasionantes, y a veces, incluso divertidas, como las de Capitán Alonso Contreras y las del pícaro Estebanillo González), uno no puede más que admirar los cuadros de la época. La atmósfera ausente o accidental de los personajes de los cuadros, generalmente personajes burgueses, o los paisajes y marinas siempre tormentosas, tan distintos de los motivos de los pintores españoles de la época, siempre me hacen especular sobre cuales fueron las razones para el auge y el declive no solo del imperio Hispánico, sino también las de su enemigo más acérrimo como fueron los propios holandeses.

La pregunta es interesante, por que las causas del auge y el declive de los naciones, estados, o imperios, ha sido una de las preguntas recurrentes que se han realizado los historiadores de todas las épocas, Tucídides, Polibio, Gibbon, se preguntaron el porque Atenas o Roma, los referentes políticos y culturales de occidente se expandieron y finalmente entraron en decadencia. No obstante, el caso de Holanda, al igual que el de Venecia, y en parte la Atenas de Pericles, es en parte especial, principalmente por que al contrario de otros imperios antiguos, su base demográfica y su potencial económico no fueron fundamentalmente agrarias, también y en parte lo fueron productivas y comerciales. Anticipándose en varias décadas al Imperio Británico, los comerciantes holandeses, en competencia con el imperio español, el portugués, y las ciudades hanseáticas, forjaron un imperio comercial por el Báltico, Atlántico, y Asia. No obstante, a pesar de todas las factorías establecidas por el ancho mundo, y por muchas causas el castillo de naipes se acabó derrumbando, ¿Por qué fue así? ¿Por qué Holanda repitió el proceso de Atenas o el de la Serenísima República Veneciana?

Una de las teorías más usuales fue el “ennoblecimiento” de la burguesía de la época, cuyos síntomas se pudieron percibir en la pérdida de interés por los asuntos comerciales y productivos, la monopolización y el cierre de los mercados, (Holanda y Venecia siempre restringieron el comercio a otros competidores en sus zonas de influencia), el intervencionismo del estado en los asuntos comerciales, el crecimiento del sector público, la endogamia de la clase pública dominante, y otros muchos efectos similares. En fin, que fue más cómodo comprar tierras en “terra ferma”, y “adquirir” algún cargo público que jugársela en un enclave perdido en el Mediterráneo o Indonesia. Quizás sea esto mismo lo que le está pasando a Europa. Hoy por hoy la ética comercial y productiva se da más entre los inmigrantes asiáticos que entre los propios occidentales, si añadimos a eso que en España todavía subsiste una mentalidad rentista y acomodaticia, el resultado no puede ser más que desesperanzador a largo plazo. ¿Sobreviviremos al vendaval? Buena pregunta.
Por último varias recomendaciones, la primera la de Victor Davis Hanson, la otra un magnífico analisis sobre la situación actual del Líbano, de Rocío Colomer.