Algunas recomendaciones.
Últimamente tengo pocas recomendaciones que hacer. Prácticamente ninguna, solamente como curiosidad, y como demostración de que los militares americanos no son unos obtusos “comesalchichas” y que tienen un par de dedos en la frente, un artículo relatando las experiencias en Irak del Teniente General David H. Petraeus, (ha comandado la 101ª División Paracaidista, la famosa “Screaming Eagles” una de las divisiones con mejor historial del Ejército de los EEUU), por mucho que digan las televisiones europeas, es interesante de vez en cuando ojear artículos de los “malvados imperialistas americanos” para poder tener otro punto de vista. Quizás también como demostración de que la guerra de Irak no se está convirtiendo en otro sangriento Vietnam, recomiendo este otro artículo de Cal Thomas relatando la verdadera situación de los terroristas a partir de documentos aprendidos por las fuerzas de la coalición. Pero también para ser fiel a la realidad tenemos que leer la vertiente contraria, la de un acto criminal y totalmente vergonzoso desde todos los puntos de vista, perpetrado por marines y que da noticia este otro artículo
Por otra parte quiero comentar una cuestión:
En la sociedad española se está produciendo un gran debate. Basta cualquier reunión de amigos, conocidos, o familiares para que salte el tema de la emigración. Por principio, y como liberal, pienso que la emigración debería ser lo más abierta posible. Dicho esto, reconozco que para las sociedades europeas, (y en menor medida para las norteamericanas), la emigración representa un coste increíble que puede producir grandes problemas de financiación de la sociedad pública del bienestar. Hay que tener en cuenta que los emigrantes aportan poco, (es falso por mucho que se diga que vienen a salvar la seguridad social y a salvar las pensiones de nuestros mayores), y en cambio pasan a recibir todos los beneficios de unos servicios públicos que al ser prácticamente gratuitos tienen una demanda casi ilimitada, (la única forma de frenar esta demanda es a partir de las listas de espera que al fin de cuentas suponen un coste de oportunidad para el usuario). Esto supone un efecto llamada para nuevos emigrantes, ya que en los países de origen no existen estos servicios públicos, (los tiene que pagar el usuario), la única solución a largo plazo sería un recorte de las prestaciones para poder equilibrar la llegada de más emigrantes. Como liberal sería partidario de está opción, (es decir recortar impuestos, reducir las prestaciones gradualmente, y que cada uno comenzase a financiarse y a responsabilizarse de su futuro). Evidentemente el estado debería seguir existiendo, siendo subsidario para los casos que los sistemas privados rechazasen, y financiando los servicios de las personas que ahora mismo dependen de la seguridad social.
Tampoco podemos negar que los inmigrantes han incrementado el producto nacional bruto del país, (por mucho que se diga que mandan dinero a sus familiares tienen que seguir consumiendo aquí), y que realizan trabajos que se necesitan cubrir, y que sin embargo los trabajadores nacionales han dejado de lado al estar poco pagados. Son trabajos que por lo general obligarían a realizar fuertes inversiones en capital, (por ejemplo en la recolección de productos agrícolas y en el sector servicios), y que muchos sectores no pueden realizar si quieren seguir siendo competitivos, (el capital siempre acaba llegando a los lugares donde es más eficiente y obtiene más rendimiento, y abandonando donde no lo es). Por eso, el mercado laboral español seguirá demandando mano de obra poco cualificada.
Indudablemente las transferencias que los inmigrantes hacen llegar a sus familias es el mejor modo de que el capital se invierta en el sitio adecuado, sin que existan riesgos de corrupción y de inversiones en sectores improductivos. Hay que hacer hincapié en esto, pues muchas veces desde un punto de vista “buenista”, se cree que reforzar la ayuda estatal parará la emigración. Desgraciadamente, como se demuestra día a día, dar dinero a otro estado es como dar dinero a un ludópata, acaba fundiéndoselo sin que se vea ningún resultado palpable. Más positivo a todas luces es incentivar ayudas a la población a base de micro-créditos, (ya que existen instituciones especializadas), y apoyar a las personas de este modo a mejorar su situación. Lo que nos enseña el liberalismo es que la iniciativa y la responsabilidad individual son siempre los catalizadores de los grandes cambios, y no las ayudas a otros estados.
Por último el gran problema que asumimos es la integración de los inmigrantes. Por que indudablemente este va a ser el caballo de batalla en el futuro. Pero esa, como se suele decir, es otra historia.